UNA VENDA Y UN LAZO
En cada sesión de Educación Plática, además de seguir la programación establecida por Pilar, la profesora, iremos introduciendo poco a poco el significado más pleno de nuestro título.
En la clase de hoy, día 10 de febrero, hemos realizado la primera actividad de creación artística. El primer requisito antes de crear es la inspiración, y para conseguirla, Pilar nos ha ordenado que investigáramos y experimentáramos con revistas y periódicos viejos que habíamos traído. Los hemos tocado, olido, visto, escuchado… y nos hemos dejado llevar por nuestras sensaciones para acabar realizando figuras y objetos de papel.
En la segunda fase de la actividad, hemos podido utilizar herramientas que nos han ayudado a dar forma a nuestros periódicos: tijeras, rotuladores, celo, pegamento,etc. para terminar de dar forma a aquellos objetos que en un principio eran simples hojas de papel. Nuestro grupo creó una venda, un balón, una muñeca, un bolso, una riñonera, dos zapatos, una falda y un pantalón.
Para terminar esta creación, y siguiendo las directrices de Pilar, hemos creamos una obra de teatro inspirándonos en todos esos objetos creado. Era la oportunidad perfecta para representar todas las ideas machistas y sexistas con las que nuestra sociedad hace cargar a las mujeres desde la infancia más temprana.
El desarrollo de esta obra comienza con una niña bebé,venda jugando con una pelota y una venda que le tapa los ojos. Su madre, es quien le dice que deje la pelota de su hermano y juegue con su muñeca, es muy más bonita. Más tarde, nuestra bebé ya es una niña que se dirige al salón a ver un partido de fútbol con su padre y su hermano y la sacan del salón, el fútbol es para hombres. Años más tarde nuestra protagonista ya adolescente le cuneta a su profesor ilusionada que quiere estudia luna ingeniería, a lo que su profesora le responde que se deje de tonterías y estudie moda. Por último, nuestra joven va a salir por la puerta de casa para irse de fiesta una noche, cuando se encuentra con su padre que le recrimina su forma de vestir y le obliga a arreglarse un poco más para gustar y a su madre que le recuerda que tiene terminantemente prohibido volver sola a casa.
En cada uno de estos encuentros, los personajes secundarios visten a nuestra protagonista con una nueva prenda con la que tendrá que cargar durante gran parte de su vida y que en muchas ocasiones le dificultarán alcanzar su total libertad. Con esta idea queremos expresar que muchas veces, sin ser conscientes de ello, cargamos a los y las más pequeñas con prejuicios sexistas que nos impiden alcanzar la deseada igualdad.
Cuando termina este recorrido, nuestra protagonista acaba harta de esta estructura patriarcal en la que vive y decide desprenderse de todas esas prendas que le han sido impuestas. Además, decide quitarse la venda de los ojos para hacerse un lazo y estar un poco más guapa y un poco menos ciega.
